La ceguera vegetal que más deslumbra.
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Allá por 1999, un par de biólogos y botánicos decidieron dar una nota discordante sobre aquello que más llamaba la atención de las personas de a pie. Acuñando el término de «Ceguera vegetal», Wandersee y Schussler dijeron: «¿Cómo es posible que, estando rodeados de plantas, la gente no les preste la más mínima atención? ¿Cómo es que, viviendo en un mundo verde, antes intentemos buscar en él a un pequeño animal que pasa desapercibido, y que ni siquiera nos cause un mínimo de interés y curiosidad esos seres de los que tanto dependemos?». Con el paso del tiempo, se convirtió en un paradigma, pues ahí quedó uno de los planteamientos más interesantes con los que, como educadores ambientales y guías de naturaleza, trabajamos.

Las plantas ocupan la práctica totalidad de los ecosistemas del planeta tierra. Allá donde vayamos, solo en ciertos casos es difícil no ver ese verde tan característico. Ese verde tan importante para la vida en la tierra. Por poner un ejemplo, solo las angiospermas, las plantas más conocidas porque tienen flores, rondan las 290 000 especies ampliamente distribuidas por todo el mundo. ¿Cómo no ponerle un mínimo de atención a uno de los grupos de organismos más diversos y con más abundancia? Desde luego, muchas especies son mucho más abundantes que notros. ¡Lo que nos queda!

Es cierto que, no todos los grupos son ni tan diversos o abundantes, o ni tan conocidos. Y quizás ni en todos la gente se vuelca en encontrar curiosidades con las que encandilar a la gente que está ávida de aprender. ¡De querer conocer! Y entre esos grupos, quizás uno de los mayores perdedores han sido, históricamente, los briófitos, que engloban a musgos, hepáticas y antocerotas. Con alrededor de 25 000 especies, ¿podríamos decir que es uno de los grupos más olvidados? Pocos son los que te cuentan curiosidades sobre los musgos. Pocos son los que se paran a verlos. Muchos menos son los que ponen un mínimo interés en querer aprender de algunas de las plantas más antiguas que pueblan la tierra.

Y, ¿por qué no daros a conocer una de esas especies, tan poco conocidas, pero al mismo tiempo tan increíbles? Una especie mágica que ha recibido nombres tan poéticos como ‘Oro de los duendes’ o ‘Musgo lumiscente’. Es la conocida como Schistostega pennata. La única especie de musgo del mundo que es capaz de brillar en la oscuridad, gracias a una característica reflectancia de la luz. El año pasado se publicó un artículo que resumía el conocimiento de esta especie en la Península Ibérica, en el que se revelaban un total de 73 poblaciones conocidas, principalmente en las regiones cantábricas, pero también en otras regiones ibéricas. ¿Pero qué tiene de especial este pequeño duende?

Pues que sólo se suele encontrar en la entrada de cuevas, oquedades, minas u otras cavidades húmedas, frescas y donde empieza a escasear la luz que limita el crecimiento de otras plantas. Pero, allí, en ese rincón tan especial, presenta una estructura, denominada ‘protonema’, cuyas células concentran la luz hacia los cloroplastos y reflejan parte, dándole un aspecto verde brillante característico que nos encandila a todos. ¿Será este exceso de luz lo que puedan utilizar parcialmente sus pequeñas hojas, como pequeños helechos, para fotosintetizar también? ¡Son muchas las incógnitas que quedan por saber!

Figura extraída del artículo de Robla et al. 2023 en Journal of Bryology. Se puede ver la forma característica de los filidios (hojas) de Schistostega pennata (A-B) y el fulgor verde esmeralda (C-D) que tiene el protonema en la entrada de las cuevas donde crece. A-C: Omar Sánchez y D: Julio Eiroa.

Una de nuestras joyas botánicas, que tiene fascinantes historias que contar, que merece también la atención que le dispensamos a cualquier ave, mamífero o herpeto. ¿No ha hecho lo posible por ser única y distinta? El ‘Oro de los duendes’ es una de esas plantas que no te dejarán indiferente, y que hoy cuenta con un proyecto en activo para detectar nuevas poblaciones y seguir aumentando el conocimiento sobre la especies. ¡Ya sabes! ¡Si lo ves, avisa a las personas que lo estudian y así que estas puedan seguir dándolo a conocer!

¡Ay, qué hermosa es la botánica! Éramos ciegos ante las plantas, y este pequeño musgo buscó cegar y eclipsar nuestra baja percepción. ¡Cuándo nos dejaremos de sorprender!

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